Trauma de la resiliencia
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Resulta tentador pensar en la resiliencia en términos de puro coraje, es decir, tener la fortaleza mental para agachar la cabeza y seguir luchando contra cualquier dificultad que se presente. Sin embargo, la resiliencia no consiste simplemente en “superarlo”, sino en una retirada táctica que nos permite recuperarnos y reevaluar. La resiliencia es una cualidad que nos permite seguir adelante después de haber procesado y aceptado la pérdida y el cambio.
Esto puede parecer bastante sencillo, pero en realidad requiere una reinterpretación bastante sutil de la propia fuerza, y uno de los pensadores más importantes en este sentido fue el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Su famosa cita de El crepúsculo de los ídolos (1889) – “Lo que no nos mata nos hace más fuertes”- ha sido citada por todo el mundo, desde los políticos hasta las estrellas del pop, pero a menudo se ha pasado por alto su significado fundamental. La vida conlleva todo tipo de contratiempos inevitables; es demasiado fácil ponerles barreras, imaginar que no han sucedido y tratar de superarlos. Pero la verdadera joya de la cita de Nietzsche, y de la resiliencia como habilidad, es que para ser fuerte hay que aceptar las dificultades y trabajar con ellas, no contra ellas.
Resiliencia wikipedia
En mi Plan de Resiliencia al Estrés describí la resiliencia al estrés como la capacidad de recuperarse rápida y fácilmente del estrés, los trastornos y los contratiempos. Defendí que la resiliencia es un conjunto de habilidades que puede aprenderse y desarrollarse con las herramientas y el entrenamiento adecuados. Y la base es un conjunto de lo que llamé habilidades mente-cuerpo.
Podría decirse que las habilidades mente-cuerpo consisten en gestionar la conexión mente-cuerpo (es decir, la relación entre la experiencia y los procesos biológicos del cuerpo) para que funcione a favor de uno y no en contra.
Mis servicios y programas se centran en el entrenamiento y el desarrollo de estas habilidades mente-cuerpo, especialmente con la biorretroalimentación. La estrategia básica consiste en aprender a guiar tu biología hacia estados que favorezcan el bienestar y el rendimiento óptimo.
Se trata de la autoconciencia en un sentido particular: es la conciencia de las respuestas y los procesos corporales, incluidos los sentimientos, los deseos y los impulsos de actuar, además de la conciencia de los pensamientos y los patrones de pensamiento y, sobre todo, de cómo se relacionan entre sí, es decir, la conciencia de cómo funciona la conexión mente-cuerpo en la práctica. Cómo responde tu cuerpo a tu pensamiento, y cómo los sentimientos de tu cuerpo condicionan tus pensamientos.
Teoría de la resiliencia
La resiliencia se ha utilizado para describir a personas y sistemas que se recuperan de experiencias negativas y perturbaciones. También se ha utilizado para referirse a los sistemas que sobreviven a las sacudidas, independientemente de que vuelvan o no a donde estaban antes, o a cualquier estado estable.
Aunque algunos han argumentado que la resiliencia es un concepto vacío, el uso generalizado de la idea de resiliencia en todas las disciplinas, sectores y profesiones sugiere que es un concepto necesario. La resiliencia está relacionada con el cambio. Y dado el rápido cambio que se está produciendo en el medio ambiente, la tecnología y la sociedad, el uso tan extendido del término refleja esta necesidad.
Sin embargo, esto lleva a algunas preguntas. ¿De dónde viene la idea de resiliencia y cómo se ha desarrollado? Y lo que es más importante, ¿cómo se puede utilizar el concepto para ayudarnos a navegar por un planeta que cambia rápidamente?
Según Ann Masten, profesora de la Facultad de Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Minnesota, la idea de la resiliencia “surgió en la ecología y la psicología, o en las ciencias sociales, más o menos al mismo tiempo [en la década de 1970] y de forma totalmente independiente”. El hilo conductor, dice Masten, es que implica interacciones dentro y entre sistemas complejos.
Centro de resiliencia
El Dr. Ginsburg, pediatra infantil y experto en desarrollo humano, propone que hay 7 componentes integrales e interrelacionados que conforman el ser resiliente: competencia, confianza, conexión, carácter, contribución, afrontamiento y control. Cada una de estas 7 C’s se explican brevemente aquí y en nuestro programa de grupo de resiliencia infantil y juvenil, nuestras sesiones han sido elaboradas cuidadosamente para incluir contenidos y procesos de grupo que potencien todas y cada una de las 7 C’s.
1. Competencia – es la capacidad de saber cómo manejar situaciones estresantes de manera efectiva. Requiere tener las habilidades para afrontar los retos, y haber tenido la oportunidad de practicar el uso de estas habilidades para sentirse competente a la hora de afrontar las situaciones. Nuestros grupos ofrecen entrenamiento en reducción de estrés y habilidades sociales y al aprender estas habilidades en un grupo de compañeros de edad similar, proporciona la oportunidad para que su hijo practique estas habilidades, y mejore su competencia.
2. La confianza – es la creencia en las propias habilidades y está arraigada en la competencia. Los niños adquieren confianza al ser capaces de demostrar su competencia en situaciones reales. Nuestros grupos mejoran la confianza en sí mismos identificando los puntos fuertes de cada niño y, cuando los niños se fijan en sus puntos fuertes, ven cómo se elevan y se automotivan para superar sus retos.