¿Por qué es reconfortante la tristeza?
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¿Qué significa estar triste? ¿Qué diferencia hay entre experimentar nuestra propia tristeza y la de los demás, cómo y por qué? ¿Es la tristeza siempre apropiada y puede ser una forma de ver más claramente a nosotros mismos y a los demás? En este volumen, un equipo multidisciplinar de académicos -procedentes de campos como la filosofía, los estudios sobre la mujer y el género, la bioética y la salud pública, y la neurociencia- aborda estas y otras cuestiones relacionadas con esta emoción casi universal que todos experimentamos, y que algunos tememos. Sorprendentemente, la tristeza ha sido ignorada en gran medida por los filósofos y otros profesionales del ámbito de las humanidades, o bien no se ha teorizado lo suficiente como tema digno de una atención seria y cuidadosa. Este volumen invierte esta tendencia, presentando la tristeza no como un mero sentimiento o afecto, sino como una emoción de gran significado moral que, de manera importante, subyace en la forma en que nos entendemos a nosotros mismos y a los demás.
Definición de tristeza en psicología
Hay muchos tipos de emociones que influyen en nuestra forma de vivir y de relacionarnos con los demás. A veces, puede parecer que estamos gobernados por estas emociones. Las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y las percepciones que tenemos están influenciadas por las emociones que experimentamos en cada momento.
En los años 70, el psicólogo Paul Eckman identificó seis emociones básicas que, según él, se experimentan de forma universal en todas las culturas humanas. Las emociones que identificó fueron la felicidad, la tristeza, el asco, el miedo, la sorpresa y la ira. Más tarde amplió su lista de emociones básicas para incluir cosas como el orgullo, la vergüenza, el bochorno y la excitación.
El psicólogo Robert Plutchik propuso una “rueda de emociones” que funcionaba de forma parecida a la rueda de colores. Las emociones pueden combinarse para formar diferentes sentimientos, al igual que los colores pueden mezclarse para crear otras tonalidades.
Según esta teoría, las emociones más básicas actúan como bloques de construcción. Las emociones más complejas, a veces mezcladas, son mezclas de estas más básicas. Por ejemplo, emociones básicas como la alegría y la confianza pueden combinarse para crear el amor.
Cómo afrontar la tristeza
La tristeza es una emoción que suele caracterizarse por una gran cantidad de sentimientos que la acompañan, como la pérdida, la decepción, el desinterés, el bajo estado de ánimo, la impotencia y la desesperanza. Las causas y la percepción de la tristeza pueden variar según las culturas, ya que las ideas de pérdida y las expectativas de uno mismo y de los demás difieren ligeramente de una cultura a otra. Aunque sus causas varían, los síntomas de la tristeza suelen ser los mismos de un individuo a otro, e incluyen un estado de ánimo bajo, letargo, retraimiento social, períodos de llanto y distracción.
Es habitual juzgar o etiquetar una determinada emoción como positiva o negativa. La felicidad, por ejemplo, suele considerarse una emoción positiva. Del mismo modo, la tristeza suele percibirse como una emoción negativa. La ira suele considerarse una emoción insana. El hecho es que todas estas emociones desempeñan un papel en nuestro funcionamiento personal y social, por lo que todas son válidas y no es necesario juzgarlas positiva o negativamente.
Al igual que todas las emociones básicas esbozadas por Paul Eckman en los años 70[1], puede decirse que la tristeza tiene una función adaptativa. Cuando una persona experimenta la tristeza, se centra en el acontecimiento o la circunstancia que causó ese sentimiento en primer lugar. Por lo tanto, actúa como una herramienta de motivación para evitar ese evento o circunstancia en el futuro. Otro propósito de la tristeza es el fortalecimiento de los vínculos sociales. La tristeza visible en una persona puede evocar sentimientos de empatía y adquirir apoyo de los demás, fortaleciendo así los vínculos. Cualquier cosa que sirva para fomentar y reforzar los vínculos sociales puede considerarse una ventaja evolutiva. Los humanos somos mamíferos relacionales, lo que significa que obtenemos nuestro sentido y propósito de la conexión con los demás.
Función de la tristeza dbt
La emoción de la tristeza es esencial para nuestra supervivencia y ha formado parte de la experiencia humana desde el principio de los tiempos. La tristeza es la forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que un acontecimiento (por ejemplo, la muerte de un ser querido, un divorcio, una infidelidad) y/o una experiencia interna (por ejemplo, los pensamientos, las creencias, los recuerdos, nuestra imaginación) nos ha herido o alterado.
Durante nuestra infancia, la tristeza sirve para comunicar nuestra angustia y nuestros cuidadores responden proporcionándonos ayuda o consuelo mientras lloramos. A medida que crecemos, conocemos la pena, la traición y la devastación, y muy rápidamente la tristeza puede transformarse en un dolor intolerable. La forma en que nuestros seres queridos y la sociedad afrontan la pena influirá en nuestra disposición a dejar entrar nuestra tristeza. Por ejemplo, sería un reto llorar si crees que los demás te ven como “débil” o si tu amigo te dice que “no hay nada que llorar”.
Tal vez no nos sorprenda que se busque tan a menudo “la solución rápida” (es decir, la medicación) para poder volver a llevar una vida aparentemente perfecta y productiva. Los antidepresivos no fueron diseñados para erradicar una emoción universal y saludable. Me temo que nuestra sociedad se está volviendo intolerante con la tristeza, que sólo se refuerza con etiquetas como “débil”, “tonto” y “deprimido”.