Resiliencia mental
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La resiliencia implica la capacidad de recuperarse y reponerse de los retos y contratiempos. Ser resiliente puede ser importante para ayudar a las personas a lidiar con una variedad de problemas y recuperarse de un trauma. Si quieres ser más resiliente, aprende sobre las características de las personas resilientes, así como cuándo y cómo pedir ayuda para desarrollar la resiliencia.
Ser resiliente significa afrontar las dificultades de frente en lugar de caer en la desesperación o utilizar estrategias de afrontamiento poco saludables. La resiliencia suele definirse como la reserva mental de fuerza que ayuda a las personas a manejar el estrés y las dificultades.
Las personas resilientes son capaces de recurrir a esta fuerza para hacer frente a los retos y recuperarse de ellos. Esto es así incluso cuando se enfrentan a traumas importantes, como la pérdida del trabajo, problemas económicos, enfermedades graves, problemas de pareja o la muerte de un ser querido.
Las personas resilientes son conscientes de las situaciones, de sus propias reacciones emocionales y del comportamiento de quienes les rodean. Al ser conscientes, pueden mantener el control de una situación y pensar en nuevas formas de afrontar los problemas. En muchos casos, las personas resilientes salen fortalecidas después de esas dificultades.
Sinónimo de resiliencia
Si se puede decir que uno es resistente o no, no depende de ninguna prueba de personalidad en particular, sino de la forma en que se desarrolla su vida. Si tienes la suerte de no haber sufrido nunca ningún tipo de adversidad, no sabrás lo resistente que eres. Sin embargo, si, como yo, ha trabajado en el sistema educativo, sabe muy bien que su capacidad de recuperación puede ponerse a prueba a diario.
Muchos directores de centros educativos son resilientes, pero sus niveles de resiliencia pueden bajar cuando se les somete a una presión extrema. Por suerte, la resiliencia es un conjunto de habilidades que pueden aprenderse y desarrollarse, lo que significa que podemos aumentar nuestros niveles de resiliencia para que, incluso en las circunstancias más difíciles, podamos hacer frente al estrés y recuperarnos rápidamente. Se ha investigado mucho sobre el tema de la resiliencia y muchos estudios han identificado que las personas resilientes demuestran 7 habilidades clave. Si queremos ser resilientes, fijémonos en las habilidades de las personas que destacan en ello.
Tienen un centro de control interiorizado. Las personas resilientes creen que son ellas, y no sus circunstancias, las que afectan a sus logros. Saben que son orquestadores de su propio destino. Las personas autónomas entienden que no pueden cambiar el comportamiento de los demás, sino su respuesta a ese comportamiento. Las personas autónomas están conectadas interiormente. Son conscientes de su propio pensamiento, sentidos, emociones y necesidades. “Podemos hacernos más o menos vulnerables por la forma en que pensamos sobre las cosas”, dice George A. Bonanno, profesor de Psicología Clínica de la Universidad de Columbia. Se puede enseñar a las personas las habilidades cognitivas para regular su respuesta emocional, y esta nueva mentalidad perdura en el tiempo. ¿Ve un acontecimiento como algo traumático o como una oportunidad para aprender y crecer? “Los acontecimientos no son traumáticos hasta que los experimentamos como tales”, dice Bonanno. “Podemos crear o exagerar los factores de estrés con mucha facilidad en nuestra propia mente. Ese es el peligro de la condición humana”. Podemos preocuparnos y rumiar, convertir un acontecimiento menor en una obsesión y volvernos locos. Todo depende de cómo enmarquemos las cosas”. Para aprender estas habilidades tenemos que identificar en qué podemos mejorar.
Resistencia al estrés
Esto puede causar estrés y otros problemas de presión en el trabajo. Estar estresado en el trabajo suele ser una parte natural de la vida laboral, pero estar muy estresado y ser incapaz de afrontarlo provocará momentos difíciles.
Desarrollar la resiliencia en el trabajo no tiene por qué ser duro ni difícil: aquí abordaremos la definición de resiliencia en el lugar de trabajo, la importancia del concepto y algunos consejos básicos para que tus equipos y tú mismo seáis más resilientes.
¿Cuáles son algunos ejemplos de resiliencia en el trabajo? Capear una tormenta, recuperarse de la adversidad, superar los retos con estoicismo y valentía: estos son breves y metafóricos ejemplos de resiliencia en el trabajo.
A lo largo de nuestra vida, probablemente nos encontraremos con muchas situaciones que nos provocarán síntomas de estrés, ansiedad y a veces depresión. Si eres capaz de superar estas situaciones, de sobrellevarlas bien y de mantenerte a flote, tienes una fuerte resiliencia emocional. Y esto es positivo en el trabajo.
Cuando se tiene una fuerte resiliencia emocional se tiene la capacidad no sólo de “recuperarse” de los contratiempos, como sufrir un duelo, una enfermedad grave o un despido, sino de adaptarse ante circunstancias difíciles, manteniendo un bienestar mental estable.
Trauma de resiliencia
La palabra “resiliencia” evoca imágenes de individuos que luchan contra circunstancias extremas: recuperándose de lesiones, esforzándose por sobrevivir en la naturaleza o luchando por reformar sistemas corruptos.
En realidad, el verdadero valor puede manifestarse de muchas maneras sutiles. Cualquiera puede ser resiliente, sólo significa que eres lo suficientemente fuerte como para recuperarte de las circunstancias difíciles. Es un rasgo increíblemente importante que se cree que es la clave del éxito, como informó anteriormente Business Insider.Aquí hay 11 señales de que eres una persona verdaderamente resiliente:
Las personas resilientes no culpan a los demás ni a las fuerzas externas de sus problemas. Cultivan un sano sentido de la responsabilidad personal, lo que les permite afrontar los problemas de frente en lugar de revolcarse en la desesperación.
No tienes miedo de pedir ayudaCualquier persona con agallas sabe que pedir ayuda no es lo mismo que pedir limosna. Incluso las personas más exitosas necesitan ayuda de vez en cuando. Una parte de la capacidad de recuperación consiste en ser lo suficientemente fuerte como para pedirla.