Qué hacer cuando se tiene baja autoestima
Contenidos
Descargo de responsabilidad sobre el contenido El contenido de este sitio web se ofrece únicamente con fines informativos. La información sobre una terapia, un servicio, un producto o un tratamiento no respalda en modo alguno dicha terapia, servicio, producto o tratamiento y no pretende sustituir el consejo de su médico u otro profesional sanitario registrado. La información y los materiales contenidos en este sitio web no pretenden constituir una guía completa sobre todos los aspectos de la terapia, el producto o el tratamiento descritos en el sitio web. Se insta a todos los usuarios a que busquen siempre el asesoramiento de un profesional de la salud registrado para obtener un diagnóstico y respuestas a sus preguntas médicas y para determinar si la terapia, el servicio, el producto o el tratamiento concretos descritos en el sitio web son adecuados en sus circunstancias. El Estado de Victoria y el Departamento de Salud no asumirán ninguna responsabilidad por la confianza depositada por cualquier usuario en los materiales contenidos en este sitio web.
Baja autoestima
Padres, profesores y otros. Las personas que forman parte de nuestra vida pueden influir en lo que sentimos sobre nosotros mismos. Cuando se centran en lo bueno de nosotros, nos sentimos bien con nosotros mismos. Cuando son pacientes cuando cometemos errores, aprendemos a aceptarnos a nosotros mismos. Cuando tenemos amigos y nos llevamos bien, nos sentimos queridos.
Pero si los adultos regañan más de lo que elogian, es difícil sentirse bien con uno mismo. El acoso y las burlas de los hermanos o los compañeros también pueden dañar la autoestima. Las palabras duras pueden quedarse y convertirse en parte de la opinión que tienes de ti mismo. Por suerte, no tiene por qué ser así.
Hay otras formas de pensar sobre las mismas cosas. “Esta vez no he ganado, pero quizá la próxima vez”. “Tal vez pueda hacer algunos amigos”. Esa voz es más esperanzadora. Te ayuda a sentirte bien. Y puede resultar ser cierta.
A veces, la voz en nuestra cabeza se basa en palabras duras que otros han dicho. O en los malos momentos a los que nos hemos enfrentado. A veces, la voz se debe a que somos duros con nosotros mismos. Pero podemos cambiar la voz de nuestra cabeza. Podemos aprender a pensar mejor de nosotros mismos.
Autoestima frente a confianza en uno mismo
Muchos de nosotros reconocemos el valor de mejorar nuestros sentimientos de autoestima. Cuando nuestra autoestima es más alta, no sólo nos sentimos mejor con nosotros mismos, sino que también somos más resistentes. Los estudios de escaneo cerebral demuestran que cuando nuestra autoestima es más alta, es probable que experimentemos heridas emocionales comunes como el rechazo y el fracaso como menos dolorosas, y nos recuperamos de ellas más rápidamente. Cuando nuestra autoestima es más alta, también somos menos vulnerables a la ansiedad; liberamos menos cortisol en el torrente sanguíneo cuando estamos estresados, y es menos probable que permanezca en nuestro sistema.
Pero por muy maravilloso que sea tener una mayor autoestima, resulta que mejorarla no es tarea fácil. A pesar de la interminable variedad de artículos, programas y productos que prometen mejorar nuestra autoestima, la realidad es que muchos de ellos no funcionan y algunos incluso es probable que nos hagan sentir peor.
Parte del problema es que, para empezar, nuestra autoestima es bastante inestable, ya que puede fluctuar diariamente, si no cada hora. Para complicar aún más las cosas, nuestra autoestima comprende tanto nuestros sentimientos globales sobre nosotros mismos como lo que sentimos sobre nosotros en los ámbitos específicos de nuestra vida (por ejemplo, como padre, enfermero, atleta, etc.). Cuanto más significativo es un ámbito específico de la autoestima, mayor es el impacto que tiene en nuestra autoestima global. Que alguien haga una mueca de dolor cuando pruebe la cena no tan deliciosa que has preparado dañará la autoestima de un chef mucho más que la de alguien para quien la cocina no es un aspecto significativo de su identidad.
Mala autoestima
Muchos de nosotros reconocemos el valor de mejorar nuestros sentimientos de autoestima. Cuando nuestra autoestima es más alta, no sólo nos sentimos mejor con nosotros mismos, sino que también somos más resistentes. Los estudios de escáner cerebral demuestran que cuando nuestra autoestima es más alta, es probable que experimentemos las heridas emocionales comunes, como el rechazo y el fracaso, como menos dolorosas, y nos recuperemos de ellas más rápidamente. Cuando nuestra autoestima es más alta, también somos menos vulnerables a la ansiedad; liberamos menos cortisol en el torrente sanguíneo cuando estamos estresados, y es menos probable que permanezca en nuestro sistema.
Pero por muy maravilloso que sea tener una mayor autoestima, resulta que mejorarla no es tarea fácil. A pesar de la interminable variedad de artículos, programas y productos que prometen mejorar nuestra autoestima, la realidad es que muchos de ellos no funcionan y algunos incluso es probable que nos hagan sentir peor.
Parte del problema es que, para empezar, nuestra autoestima es bastante inestable, ya que puede fluctuar diariamente, si no cada hora. Para complicar aún más las cosas, nuestra autoestima comprende tanto nuestros sentimientos globales sobre nosotros mismos como lo que sentimos sobre nosotros en los ámbitos específicos de nuestra vida (por ejemplo, como padre, enfermero, atleta, etc.). Cuanto más significativo es un ámbito específico de la autoestima, mayor es el impacto que tiene en nuestra autoestima global. Que alguien haga una mueca de dolor cuando pruebe la cena no tan deliciosa que has preparado dañará la autoestima de un chef mucho más que la de alguien para quien la cocina no es un aspecto significativo de su identidad.