Cómo afecta el estrés a su cerebro
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El estrés es nuestra reacción a un acontecimiento o estímulo amenazante. Estos acontecimientos y estímulos se llaman “estresores”. Las personas perciben y reaccionan a los factores estresantes de forma diferente. Algo que una persona calificaría como muy estresante puede ser calificado como mucho menos estresante por otra. Estas respuestas se ven afectadas por factores como la genética y las experiencias vitales.
El estrés puede clasificarse como positivo, tolerable o tóxico. El estrés tóxico se produce cuando nos enfrentamos a un factor estresante continuo o provocado por múltiples fuentes y puede tener un efecto acumulativo en nuestra salud física y mental. Es una experiencia que nos abruma y nos hace sentir impotentes y desesperados.
Cuando nos encontramos con un factor estresante, nuestro cerebro y nuestro cuerpo responden desencadenando una serie de reacciones químicas que nos preparan para enfrentarnos o huir del factor estresante. Dos hormonas que liberamos son la adrenalina, que prepara los músculos para el esfuerzo, y el cortisol, que regula las funciones corporales. Si un factor estresante es excepcionalmente aterrador, puede provocar que nos quedemos paralizados e incapacitados (Fink, 2010). La respuesta al estrés desencadenada por estas dos hormonas provoca nuestra:
Síntomas del estrés
El estrés afectará de forma significativa a su salud, tanto mental como física, lo que provocará dolores de cabeza, insomnio y dolores crónicos en el cuerpo. También provocará sentimientos de ansiedad y depresión y reducirá tus niveles de energía y productividad. El estrés no tratado acabará contribuyendo a la aparición de problemas de salud que se extienden a todas las partes del cuerpo durante el día y la noche. He aquí cómo el estrés físico y emocional afecta al cuerpo y a la mente.
El estrés agudo se define por la aparición de síntomas de ansiedad asociados a un acontecimiento traumático grave que ha creado una reacción disociativa. Algunos profesionales lo denominan reacciones de “lucha o huida”. Cuando está estresado, el cuerpo produce unas hormonas llamadas norepinefrina y epinefrina que no alteran el bienestar del organismo. Una vez superado, el cuerpo vuelve a su funcionamiento normal.
El estrés crónico se refiere a la sensación de estrés, ansiedad o depresión durante un periodo prolongado. En respuesta a los niveles de estrés, el sistema endocrino libera cortisol, lo que provoca enfermedades cardíacas, diabetes, aumento de peso, problemas gastrointestinales, cáncer y desequilibrios hormonales.
El estrés afecta a la salud
Una situación estresante -ya sea algo ambiental, como un plazo de entrega inminente en el trabajo, o psicológica, como la preocupación persistente por perder un empleo- puede desencadenar una cascada de hormonas del estrés que producen cambios fisiológicos bien orquestados. Un incidente estresante puede hacer que el corazón lata con fuerza y la respiración se acelere. Los músculos se tensan y aparecen gotas de sudor.
Esta combinación de reacciones al estrés también se conoce como la respuesta de “lucha o huida”, ya que evolucionó como un mecanismo de supervivencia que permite a las personas y a otros mamíferos reaccionar rápidamente ante situaciones que amenazan la vida. La secuencia de cambios hormonales y respuestas fisiológicas, cuidadosamente orquestada pero casi instantánea, ayuda a luchar contra la amenaza o a huir hacia un lugar seguro. Por desgracia, el cuerpo también puede reaccionar de forma exagerada ante factores de estrés que no suponen una amenaza para la vida, como los atascos, la presión laboral y las dificultades familiares.
A lo largo de los años, los investigadores no sólo han aprendido cómo y por qué se producen estas reacciones, sino que también han adquirido conocimientos sobre los efectos a largo plazo que el estrés crónico tiene en la salud física y psicológica. Con el tiempo, la activación repetida de la respuesta al estrés pasa factura al organismo. Las investigaciones sugieren que el estrés crónico contribuye a la hipertensión arterial, favorece la formación de depósitos que obstruyen las arterias y provoca cambios cerebrales que pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y la adicción. Otras investigaciones preliminares sugieren que el estrés crónico también puede contribuir a la obesidad, tanto por mecanismos directos (haciendo que la gente coma más) como indirectos (disminuyendo el sueño y el ejercicio).
Artículo sobre el estrés
Imagínate esto: Estás trabajando a toda máquina cuando, de repente, te piden que te reúnas con tu jefe para una reunión rápida. Te empiezan a sudar las manos. Tu corazón se acelera. Tu cuerpo dice: “Prepárate”.
¿Te resulta familiar? Cuando te enfrentas a una situación estresante, tu hipotálamo, una región del cerebro que conecta el sistema nervioso con el sistema endocrino a través de la glándula pituitaria, responde enviando hormonas del estrés. Esta respuesta está diseñada para preparar rápidamente al cuerpo para reaccionar ante una emergencia. Sin embargo, cuando esta respuesta al estrés se dispara continuamente a lo largo del día, puede poner en riesgo su salud y bienestar general.
El sistema nervioso central (SNC) es el responsable de la respuesta de “lucha o huida”. Esta respuesta comienza cuando el hipotálamo indica a las glándulas suprarrenales que liberen dos hormonas del estrés: adrenalina y cortisol.
Cuando el miedo percibido desaparece, el hipotálamo indica a todos los sistemas que vuelvan a la normalidad. Si el SNC no se nivela, o el factor estresante no desaparece, la respuesta continuará. Esta respuesta continua puede convertirse en estrés crónico, lo que puede llevar a problemas de sueño, a comer en exceso, a no comer lo suficiente, a abusar del alcohol o de las drogas o al retraimiento social.