Saber escuchar al otro

Escuchar activamente

Para ser un líder de éxito, hay que saber escuchar a su equipo, oír lo que dicen, lo que no dicen y lo que realmente quieren decir.Eso es lo que hace que “escuchar sea una de las habilidades más difíciles del planeta”, nos dice Nicole Lipkin, autora de What Keeps Leaders Up At Night.

“Es muy difícil evitar que tu mente divague… hay muchas razones por las que nos resulta tan difícil.  Siempre se nota cuando alguien no te presta toda su atención”, dice Lipkin.  “La mayoría de nosotros en el trabajo estamos tan abrumados con cosas que hacer -mensajes instantáneos, teléfonos que suenan-. En su libro, Lipkin escribe sobre algunos ejercicios que los líderes deberían utilizar para poner a prueba su capacidad de suspender el juicio y escuchar realmente lo que la otra persona está diciendo.  Dejar de interrumpir.  Será difícil, pero intente no terminar la frase de la otra persona. A menudo lo hace porque cree que sabe lo que la otra persona está pensando, pero esto no siempre es cierto. Nuestro cerebro está diseñado para compartir lo que queremos oír”, dice Lipkin. “Buscaremos la información que apoye lo que queremos ver y oír e ignoraremos todo lo demás”.

El poder de escuchar

Para ser un líder de éxito, hay que saber escuchar a su equipo, oír lo que dicen, lo que no dicen y lo que realmente quieren decir.Eso es lo que hace que “escuchar sea una de las habilidades más difíciles del planeta”, nos dice Nicole Lipkin, autora de What Keeps Leaders Up At Night.

Lee más  Como superar el miedo a los perros

“Es muy difícil evitar que tu mente divague… hay muchas razones por las que nos resulta tan difícil.  Siempre se nota cuando alguien no te presta toda su atención”, dice Lipkin.  “La mayoría de nosotros en el trabajo estamos tan abrumados con cosas que hacer -mensajes instantáneos, teléfonos que suenan-. En su libro, Lipkin escribe sobre algunos ejercicios que los líderes deberían utilizar para poner a prueba su capacidad de suspender el juicio y escuchar realmente lo que la otra persona está diciendo.  Dejar de interrumpir.  Será difícil, pero intente no terminar la frase de la otra persona. A menudo lo hace porque cree que sabe lo que la otra persona está pensando, pero esto no siempre es cierto. Nuestro cerebro está diseñado para compartir lo que queremos oír”, dice Lipkin. “Buscaremos la información que apoye lo que queremos ver y oír e ignoraremos todo lo demás”.

Diferencia entre oír y escuchar

Cuando alguien te dice: “¡Escucha!”, lo más normal es que pienses: “Necesito escuchar esto”. Escucha las instrucciones de tu profesor; escucha las normas de tus padres; escucha la información que te comparte tu amigo. Pero escuchar es mucho más que oír. Es lo que ocurre cuando no sólo abrimos nuestros oídos, sino también nuestras mentes -y a veces nuestros corazones- a otra persona.

Escuchar bien no es algo que debamos limitar a las figuras de autoridad. Es algo que se puede hacer con todos los que se encuentran: los amigos, la familia, las personas importantes, las nuevas personas en la vida, e incluso con uno mismo. Escuchar de forma efectiva te ofrece muchos beneficios y hace que el interlocutor también se sienta valorado.

Lee más  ¿Cuál es el mejor antidepresivo para la ansiedad?

Ser un buen oyente es importante por varias razones. Por un lado, es obvio que es práctico: no puedes rendir bien en los estudios si no prestas atención a las instrucciones, te meterás en problemas en casa si ahogas a tus padres cuando te imponen las normas y no conservarás tu trabajo si ignoras las órdenes de tu jefe. Escuchar bien te conecta con el mundo que te rodea y te ayuda a entender tus responsabilidades.

Escucha empática

La escucha activa implica escuchar con todos los sentidos.    Además de prestar toda la atención al orador, es importante que el “oyente activo” también “vea” que está escuchando; de lo contrario, el orador puede llegar a la conclusión de que lo que está hablando no le interesa.

El interés puede transmitirse al orador mediante mensajes verbales y no verbales, como mantener el contacto visual, asentir con la cabeza y sonreír, y dar la razón diciendo “Sí” o simplemente “Mmm hmm” para animarle a continuar.    Al proporcionar esta “retroalimentación”, la persona que habla suele sentirse más cómoda y, por lo tanto, se comunica con más facilidad, de forma abierta y honesta.

Los oyentes deben ser neutrales y no juzgar, lo que significa intentar no tomar partido ni formarse opiniones, especialmente al principio de la conversación.    La escucha activa es también una cuestión de paciencia: hay que aceptar las pausas y los breves periodos de silencio.

Los oyentes no deben caer en la tentación de hacer preguntas o comentarios cada vez que haya unos segundos de silencio.  La escucha activa implica dar a la otra persona tiempo para explorar sus pensamientos y sentimientos, por lo que hay que darle el tiempo adecuado para ello.