Trastorno de pánico tratamiento

Prueba de trastorno de pánico

¿Tiene a veces ataques repentinos de ansiedad y miedo abrumador que duran varios minutos? Tal vez su corazón late con fuerza, suda y siente que no puede respirar o pensar con claridad. ¿Estos ataques se producen en momentos imprevisibles sin un desencadenante aparente, lo que hace que se preocupe por la posibilidad de tener otro en cualquier momento?

Un trastorno de pánico no tratado puede afectar a su calidad de vida y provocar dificultades en el trabajo o los estudios. La buena noticia es que el trastorno de pánico es tratable. Obtenga más información sobre los síntomas del trastorno de pánico y cómo encontrar ayuda.

Las personas con trastorno de pánico tienen ataques de pánico frecuentes e inesperados. Estos ataques se caracterizan por una oleada repentina de miedo o malestar o una sensación de pérdida de control, incluso cuando no hay un peligro o un desencadenante claro. No todas las personas que experimentan un ataque de pánico desarrollan un trastorno de pánico.

Los ataques de pánico suelen incluir síntomas físicos que pueden parecerse a los de un ataque al corazón, como temblores, hormigueos o aceleración del ritmo cardíaco. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento. Muchas personas con trastorno de pánico se preocupan por la posibilidad de tener otro ataque y pueden cambiar significativamente su vida para evitar tener otro ataque. Los ataques de pánico pueden ocurrir tan frecuentemente como varias veces al día o tan raramente como unas pocas veces al año.

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Ataques de pánico nocturnos

Algunos tratamientos pueden no ser adecuados para usted, dependiendo de sus circunstancias exactas. Si tiene preguntas sobre los tratamientos específicos y las opciones cubiertas, hable con un miembro de su equipo sanitario.

El tratamiento psicológico, la medicación y la autoayuda han demostrado ser eficaces para tratar el trastorno de pánico. Los estudios sobre los distintos tratamientos han demostrado que los beneficios del tratamiento psicológico son los más duraderos.

Si se decide por el tratamiento psicológico, debe ofrecerse una terapia cognitivo-conductual (que a veces se abrevia como TCC). La TCC le ayuda a comprender cómo sus problemas, pensamientos, sentimientos y comportamientos se afectan mutuamente.

Cada vez que empiece a tomar un nuevo tipo de medicación, deberá consultar a su profesional sanitario a las 2, 4, 6 y 12 semanas de empezar el tratamiento, para que ambos puedan decidir si continúan o consideran otro tratamiento.

Hay muchas cosas que puede hacer usted mismo y que pueden servir para reducir los ataques de pánico. Si usted y su profesional sanitario se deciden por la autoayuda, deberían ofrecerle una o ambas cosas:

La mejor medicación para la ansiedad

El trastorno de pánico y la agorafobia son enfermedades muy tratables. Las personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno de pánico pueden ser tratadas eficazmente mediante medicación, psicoterapia o una combinación de estos dos enfoques.

El trastorno de pánico se caracteriza por ataques de pánico repetidos e inesperados que suelen ir seguidos de una preocupación persistente por futuros ataques o por un cambio de comportamiento significativo y potencialmente perjudicial que surge debido a la afección.

Los antidepresivos se utilizaban originalmente para tratar los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y los síntomas depresivos asociados al trastorno bipolar. Posteriormente se descubrió que los antidepresivos también podían ayudar a tratar los trastornos de ansiedad, incluido el trastorno de pánico.

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Los antidepresivos también se utilizan a menudo cuando una persona tiene una enfermedad concurrente, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o la depresión. Los medicamentos más recetados para el trastorno de pánico pertenecen a una clase popular de antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

Como todos los antidepresivos, los ISRS afectan a los mensajeros químicos del cerebro, llamados neurotransmisores. En particular, los ISRS se dirigen al neurotransmisor llamado serotonina, que está asociado al estado de ánimo. Los ISRS ayudan a equilibrar los niveles de serotonina de una persona, lo que puede ayudar a regular el estado de ánimo, disminuir la ansiedad y mejorar el sueño.

Síntomas de los ataques de pánico

El trastorno de pánico y la agorafobia son enfermedades muy tratables. Las personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno de pánico pueden ser tratadas eficazmente mediante medicación, psicoterapia o una combinación de estos dos enfoques.

El trastorno de pánico se caracteriza por ataques de pánico repetidos e inesperados que suelen ir seguidos de una preocupación persistente por futuros ataques o por un cambio de comportamiento significativo y potencialmente perjudicial que surge debido a la afección.

Los antidepresivos se utilizaban originalmente para tratar los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y los síntomas depresivos asociados al trastorno bipolar. Posteriormente se descubrió que los antidepresivos también podían ayudar a tratar los trastornos de ansiedad, incluido el trastorno de pánico.

Los antidepresivos también se utilizan a menudo cuando una persona tiene una enfermedad concurrente, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o la depresión. Los medicamentos más recetados para el trastorno de pánico pertenecen a una clase popular de antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

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Como todos los antidepresivos, los ISRS afectan a los mensajeros químicos del cerebro, llamados neurotransmisores. En particular, los ISRS se dirigen al neurotransmisor llamado serotonina, que está asociado al estado de ánimo. Los ISRS ayudan a equilibrar los niveles de serotonina de una persona, lo que puede ayudar a regular el estado de ánimo, disminuir la ansiedad y mejorar el sueño.