Trastornos de la personalidad del clúster c
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Los trastornos de la personalidad del clúster B son una categorización de los trastornos de la personalidad tal y como se definen en el DSM-IV y el DSM-5.[1] Se caracterizan por un comportamiento impulsivo, autodestructivo y emocional y, en ocasiones, por interacciones incomprensibles con los demás. Incluyen el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno narcisista de la personalidad[2].
Los trastornos de la personalidad del clúster B se caracterizan por la desregulación emocional, la impulsividad y los frecuentes conflictos interpersonales[8][9] Estos individuos se presentan como “dramáticos”, “emocionales” y “erráticos”[10][11].
Mujer del clúster b
Los trastornos de la personalidad del clúster B son una categorización de los trastornos de la personalidad tal y como se definen en el DSM-IV y el DSM-5.[1] Se caracterizan por un comportamiento impulsivo, autodestructivo y emocional y, en ocasiones, por interacciones incomprensibles con los demás. Incluyen el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno narcisista de la personalidad[2].
Los trastornos de la personalidad del clúster B se caracterizan por la desregulación emocional, la impulsividad y los frecuentes conflictos interpersonales[8][9] Estos individuos se presentan como “dramáticos”, “emocionales” y “erráticos”[10][11].
Trastorno de doble personalidad
Una persona con un trastorno de la personalidad del grupo A tiende a tener dificultades para relacionarse con los demás y suele mostrar patrones de comportamiento que la mayoría de la gente consideraría extraños y excéntricos. Otros pueden describirlos como si vivieran en un mundo de fantasía propio.
Una persona con un trastorno de la personalidad del grupo B tiene dificultades para regular sus sentimientos y suele oscilar entre las opiniones positivas y negativas de los demás. Esto puede llevar a patrones de comportamiento que otros describen como dramáticos, impredecibles y perturbadores.
Una persona con un trastorno de la personalidad del grupo C lucha con sentimientos persistentes y abrumadores de miedo y ansiedad. Pueden mostrar patrones de comportamiento que la mayoría de la gente consideraría antisocial y retraído.
Un ejemplo es el trastorno de la personalidad por evitación, en el que la persona se muestra dolorosamente tímida, socialmente inhibida, se siente inadecuada y es extremadamente sensible al rechazo. La persona puede querer estar cerca de los demás, pero carece de confianza para establecer una relación estrecha.
En Inglaterra, se calcula que alrededor de 1 de cada 20 personas padece un trastorno de la personalidad. Sin embargo, muchas personas sólo tienen problemas leves, por lo que sólo necesitan ayuda en momentos de estrés (como el duelo). Otras personas con problemas más graves pueden necesitar ayuda especializada durante más tiempo.
Trastorno esquizoide de la personalidad
Los trastornos de la personalidad pueden ser confusos, ya que muchos tienen características similares o incluso superpuestas. Para diferenciar mejor unos de otros, la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) agrupó los distintos trastornos en tres grupos, cada uno de los cuales se caracteriza por un rasgo de personalidad compartido y distintivo.
La personalidad se define por la forma de pensar, comportarse y sentir. Un trastorno de la personalidad no consiste simplemente en pensar, sentir o comportarse de forma diferente a lo que cabría esperar. Se trata de una desviación persistente de las expectativas culturales que provoca malestar y dificulta el funcionamiento.
En el fondo, un trastorno de la personalidad se caracteriza por un patrón de comportamiento malsano y rígido que interfiere en la capacidad de percibir o relacionarse con situaciones o personas, disfrutar de la vida, mantener relaciones significativas y rendir bien en la escuela o el trabajo.
Hay 10 tipos específicos de trastornos de la personalidad, que el DSM-5 divide en tres grupos. El grupo A se define como un comportamiento extraño o excéntrico que se ha estimado que afecta al 7,2% de los adultos en los países occidentales; los trastornos de la personalidad del grupo C consisten en comportamientos temerosos y ansiosos, y afectan al 6,7% de los adultos; los trastornos de la personalidad del grupo B se caracterizan por pensamientos o comportamientos dramáticos, excesivamente emocionales o imprevisibles y, según se informa, afectan al 5,5% de los adultos.